miércoles, 29 de febrero de 2012

MICROTEATRO POR DINERO

UNA NUEVA FORMA DE HACER TEATRO: OBRAS DE 15 MINUTOS, PARA MENOS DE 15 PERSONAS ENTRE TAPAS

La entrada de Microteatro por Dinero
Perdido entre las calles de Fuencarral y Madrid, hay una calle estrecha y oscura llena de bares que te hace sentir que Madrid ya no es Zara, ni el Burger King. En esta lúgubre calle se ve un Madrid lleno de vida y con mucho que enseñar.  Estamos en la calle Loreto Prado y Enrique Chicote, llamada así en honor a dos actores del teatro madrileño del siglo XX. El nombre de la calle ya nos puede dar una pista de lo que nos vamos a encontrar. En el número 9  se combina el teatro y el ocio a un precio muy asequible, en el número 9 esta un bar que se llama: Microteatro Por Dinero.
Henio Mejías, encargado del local
Sólo es jueves y en el pequeño bar apenas cabe una risa más. A pesar de que el local es un pasillo sin fin tiene un encanto especial. Antes de entrar hay unos carteles en la puerta que te hacen dudar si estás en un bar, en un cine o en un teatro. Una rústica cartelera  te anuncia que a pesar de poder beber y comer como hacen los que están dentro y se refleja por el cristal, también puedes ver algunas obras que se exponen en distintas salas.  Siguiendo el estrecho pachillo, esquivando a la gente riendo y comiendo como en un bar normal, al llegar al final, como si de un cine se tratase, hay un taquillero al que comprarle la entrada que de la obra que más te apetezca ver. En este bar entre pizzas artesanas y nachos con guacamole se ha creado un nuevo concepto de teatro nunca visto hasta ahora. En el sótano del local hay pequeñas salas en las que se ofrecen microobras de entre diez y quince minutos por el precio de cuatro euros. Cada día se representan seis sesiones de cinco obras distintas en estas salas, en las que apenas caben quince personas. Todos los meses la temática y las obras representadas cambian, este mes el tema es “los celos” Como Henio Mejías, encargado del local explica,  Se están recibiendo alrededor de 130 textos al mes. La selección se hace en función al texto, es lo que prima, y luego ya se ve quién está participando para la obra. Hay a famosos que se les ha dicho que no, hay a desconocidos que se les ha dicho que no, lo que prima es el texto. Si a la hora de interpretarlo los actores no son los adecuados es un riesgo, pero queremos buenos guiones.” Tal y como confirma Carlos Sánchez el creador del guión de la obra Los Girasoles no tienen paraguas: “Es difícil adaptarse a quince minutos si es una historia buena, este es el riesgo y el encanto del Microteatro”.
El Microteatro funciona de miércoles a domingo. Los lunes y los martes las pequeñas salas de Microteatro, que apenas cuentan ocho metros cuadrados, se convierten en una sala de teatro convencional. Se quitan todos los paneles y un nuevo espectáculo aparece en escena. Esta vez con obras de una hora y quince minutos en las que los actores y los espectadores, esta vez sí, están en espacios totalmente diferenciados. Además, los sábados y domingos el teatro se acerca al pequeño público, desde las 11.30 hasta las 12.30 se ofrecen cuatro obras infantiles por tres euros, con una duración de quince minutos cada una, para niños que albergan edades muy dispares, desde recién nacidos hasta los doce o trece años.
Actrices: Ingrid, Lorena y Andrea.
Después de esperar entre cañas un acomodador pulsa el timbre de la mesa anunciando con voz chillona que la obra de la salita número 4 va a comenzar. El acomodador, ajetreado, conduce a los espectadores de la microobra por una escalera que conduce al piso inferior donde están las pequeñas salas que apenas tendrán el tamaño de una habitación. Una vez el público se mete en los pequeños cubículos comienza la obra. Compartiendo el mismo espacio actores y espectadores se empieza a mezclar ficción y realidad, el público siendo parte de la obra, de la realidad representada, se convierte en participe e intruso de algo muy íntimo. Como bien explica Andrea Gara, actriz de la obra Celosías (sala 4): “Los espectadores están muy cerca, es un aprendizaje brutal.” como después ratifica Lorena Mateo, también actriz de la obra Celosías: “El público puede ser un 40% de la obra, influye muchísimo. En un espacio tan reducido el público y los actores son uno, son ambos parte de la obra”.
Henio Mejía, el encargado y taquillero del local, un moreno que debe rondar la treintena, nos recibe con una amplia sonrisa mientras nos explica una de las clave en las que se basa el  éxito del bar Microteatro por Dinero: “Tener que pagar sólo cuatro euros para ver una obra, atrae a la gente joven que muy probablemente de otra forma no se lo podría permitir. En este teatro podemos ver toda clase de gente desde directores y profesionales interesados en esta novedosa forma de hacer teatro, hasta gente de pie de calle con ganas de ver un tipo de teatro distinto.” Entre los cinco minutos de descanso entre obra y obra la actriz Ingrid Reino de la obra Celosías tuvo tiempo de comentar: “Trabajar en Microteatro te abre puertas ya que te da a conocer. Nuestros espectadores pueden ser gente simplemente con ganas de ver teatro, pero también hay mucha gente que viene a verte relacionada con este medio. Lo bueno del Microteatro es que ofrece nuevas posibilidades a gente que a lo mejor no tiene tanto nombre, o no es tan reconocida a nivel profesional. Aquí se mezclan actores muy conocidos que llevan muchos años y gente que es menos conocida.”

El concepto de Microteatro comenzó no hace mucho, ni muy lejos de aquí. En el año 2009 se presentó un proyecto teatral en antiguo prostíbulo en la calle Ballesta nº4, a menos de un minuto caminando del actual Microteatro por Dinero. En las 13 habitaciones del burdel se crearon obras teatrales de menos de diez minutos para un público de menos de seis personas. Todas las obras compartían algo en común: todas hablaban de la prostitución. Tal y como afirma el encargado del local Henio Mejías: “Fue tal el éxito que la cola para ver las obras llegaba desde la calle Ballesta hasta Gran Vía. Miguel Alcantud, actual director de la seria de Águila Roja, y otros artistas y actores que llevaron a cabo este primer proyecto decidieron abrir un local dedicado al Microteatro de forma permanente, en el lugar en el que nos encontramos ahora mismo. Compraron este local que era una antigua carnicería y lo llamaron Microteatro por dinero  en referencia a sus orígenes relacionados con la prostitución”.

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