domingo, 25 de marzo de 2012

EN EL TEATRO LARA DE MADRID

El manual de la buena esposa: Una tronchante comedia reflexiva sobre la mujer durante la Dictadura.

Nuestras madres y abuelas ya escuchaban frases como la que dijo la directora de la Sección Femenina, Pilar Primo de Rivera: “Las mujeres nunca descubren nada. Les falta, desde luego, el talento creador reservado por Dios para inteligencias varoniles; nosotras no podemos hacer nada más que interpretar, mejor o peor, lo que los hombres nos dan hecho”.
Esta dura realidad de las mujeres españolas en tiempos de Franquismo es descrita en la desternillante obra de El manual de la buena esposa que se puede ver desde el 26 de enero en el Teatro Lara de Madrid (Corredera de San Pablo, 15).
El manual de la buena esposa se divide en doce textos de Miguel del Arco, Alfredo Sanzol, Yolanda García Serrano, Verónica Fernández, Ana Costa y Juan Carlos Rubio, todos ellos bajo la dirección de Quino Falero. Durante 90 minutos  se huye de retratos nostálgicos y melodramáticos se enseña al público doce historias, doce fotografías rápidas, que dibujan la realidad de esos años.
Llum Barrera, actriz de Aquí no hay quien viva; Mariola Fuentes, que entre otras cosas participó en la película de Torrente; y Natalia Hernández, que aparece en Amar en Tiempos Revueltos, interpretan realidades divertidas y cómicas al mismo tiempo.
Las tres intérpretes se convierten en distintos personajes durante el transcurso de la obra. A veces, representan a jóvenes que aspiran a tener un puesto en la Sección Femenina, otras veces se presentan como mujeres sometidas al hombre y otras como jóvenes transgresoras en contra de las reglas marcadas en cuestiones como religión o sexo. Eso sí, independientemente del personaje que representen, siempre hacen una actuación espléndida creando una obra original, alegre y al mismo tiempo reflexiva donde es difícil parar de reír.
Entre cantes, bailes, castañuelas y un castellano acorde con los tiempos de aquella época se tratan temas como la invasión de las suecas, la religión, la sexualidad, el deporte, la educación y las relaciones matrimoniales.
Las actrices se divierten tanto o más que el público que las observa, y quizás esa sea la clave del éxito de la función, la agudeza y la gracia natural con la que las tres actrices que representan la obra en todo momento.
Mientras un público joven recuerda los vestigios de la educación de sus madres, otro sector más maduro recuerda aquella moral que vivió durante los años de Franquismo, esta obra ofrece el acercamiento y la comprensión de tiempos no tan olvidados como pensamos.
La obra, como un viaje cronológico por la vieja España de la Dictadura entre los años 1936 y 1977, ilustra tras un fondo amargo un humor exquisito. Tras el telón del ingenio y la chispa,  la obra invita al espectador a una reflexión sobre las ataduras y la desigualdad de la mujer durante los tiempos del Franquismo.

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